Las principales novedades que nos trae la reforma redunda en el aumento de la duración de los contratos, ampliando a cinco años la prórroga, frente a los tres años actuales. Igualmente, se limita la actualización de las rentas durante los años de vigencia del contrato, no pudiendo en ningún caso superar el IPC. Asimismo, se amplían los plazos de preaviso en caso de que se decida rescindir el contrato, tanto por parte del arrendatario como por parte del arrendador, a la vez que se hace obligatorio señalar el día y la hora de los desahucios, acabando pues con los lanzamientos con fecha abierta.